Cada día que pasa confío más en las manos que se me acercan porque me gusta lo que me hacen.
Aún tengo dolorida la parte trasera de tanto tiempo como estuve tirado en el suelo sin poder moverme por mi desnutrición pero cada día que pasa estoy mejor.
Ahora ya puedo levantarme y caminar.
Ahora ya puedo ver. Y lo que veo, me gusta.
Ahora sé que quiero seguir viviendo.
Sé que todo esto no ha sido gratis. Lo sé porque los escucho hablar preocupados de cómo van a hacer para pagar las facturas del humano que me pone inyecciones y me cura.
Aún me tienen que hacer radiografías para ver los daños en mis huesos pero, como todavía me duele un poquito, les pido que tengan un poquito más de paciencia. Y la tienen. Y mucho amor también.
Ahora vivo en un chenil en la perrera de Antequera pero, para mí, comparado con donde vivía antes, es un palacio. Además, me sacan a pasear y todo.
Ahora estoy empezando a vivir.
Lo único que me falta es alguien que quiera ayudarme para seguir adelante... una familia que me adopte como a uno más... alguien que me ayude a confiar de nuevo en el ser humano... una familia paciente y amorosa a la que devolveré, con creces, todo el amor que tengo por dar.
¿Eres tú?
¿Sois vosotr@s?